La muerte a la hora del coctel
El anuncio de Bacardi en las rocas que aparecido tanto en el Playboy como en diversos medios de comunicación nacionales, puede ser uno de los primeros ejemplos de esta nueva tendencia en la publicidad norteamericana del simbolismo de la muerte como el modus operandi para las ventanas.
El vaso de coctel está cubierto con el mosaico subliminal SEXO convencional. En la parte superior de los cubos de hielo hay unas máscaras, la cara de un gato, un pez, un conejo y otros animales. Estos símbolos se localizan sobre el líquido en los cubos de hielo, la colección simbólica común, mucha de la cual se asocia con la muerte. Usted puede probar su propia habilidad encontrando e identificando los diferentes símbolos utilizados. El murciélago, por parte de la patente de Bacardí tiene un significado arquetípico curioso. El murciélago es simbólico de la magia negra, la oscuridad, la locura y, en sueños, del peligro y tormento. Un murciélago que vuela cerca de una casa (el de la etiqueta de Bacardí está volando) es una advertencia de muerte, arquetípicamente las alas significan el poder de la oscuridad.

El instrumento simbólico primario, percibido subliminalmente en el anuncio Bacardí, parece ser a primera vista un cubo de hielo en el centro del vaso. El cubo de hielo es un cráneo dorado, cuyas cuencas de los ojos son grandes, de nariz achatada y que muestra los dientes en una sonrisa. En la cultura occidental, el oro simboliza por tradición una gran felicidad y prosperidad; el cráneo simboliza muerte, la mortalidad y la transitoriedad.
El empleo de estímulos subliminales no es exclusivo de la publicidad, sino que también lo podemos encontrar en el cine. Quizás uno de los filmes que más se ha comentado por su empleo de mensajes subliminales es "El exorcista". En esta escalofriante película, el director William Friedkin ha empleado técnicas subliminales visuales y auditivas para reforzar los efectos emocionales. Por ejemplo, entre los efectos de la banda sonora se incluye el zumbido de un enjambre de abejas enfurecidas, así como gruñidos de cerdos al ser degollados, rugidos de león y maullidos de gatos. Entre los subestímulos visuales, cabe destacar una máscara de la muerte, proyectada en numerosas ocasiones durante el filme, que ocupaba toda la pantalla.